miércoles, 8 de junio de 2011

EL ARROZ ROJO

EL ARROZ ROJO
El arroz rojo es uno de los tipos de arroz más exóticos, aunque dentro de estos arroces pigmentados hay distintas variedades y zonas de cultivo.
En el caso del arroz rojo, las antocianinas se encuentran en el salvado, en la cáscara del cereal, por lo que se comprende que es un arroz integral que conserva los nutrientes que en el arroz blanco o pulido se pierden, tanto la fibra como vitaminas y minerales.

Los cultivos más conocidos de arroz rojo se encuentran en Francia, Tailandia, Estados Unidos y Europa, sin obviar el arroz rojo bhutanés, así que disponemos de arroces con este pigmento de distintos tipos, de grano medio, de grano largo, con más almidón, etc.
También hay un tipo de arroz rojo salvaje que se considera una mala hierba porque puede cruzar variedades creando una planta de inferior calidad, o el arroz de levadura roja, un arroz fermentado por el Monascus purpureus, producido sobre todo en Japón y en China a partir de arroz pulido.
Uno de los arroces rojos más apreciados es el de la Camargue, procedente de la región francesa con el mismo nombre y que goza del sello de Indicación Geográfica Protegida. El arroz rojo de Bhután es un arroz japónica, alimento básico en dicho país, y fue puesto a disposición de EE.UU en 1990. Su color se torna algo rosado tras la cocción y el contenido en almidón más elevado hace que resulte ligeramente pegajoso. El arroz rojo tailandés y también de cultivo en otros países, es de grano largo y queda suelto tras la cocción.
En todos los casos de arroz rojo (y de todos los cereales integrales), al conservar el salvado conviene que sea de cultivo ecológico, pues es la parte del cereal que entra en contacto con los productos químicos que se utilizan en los cultivos convencionales.
El tiempo de cocción es más largo, como en general todos los productos integrales, arroces u otros cereales, y su uso culinario es tan amplio y versátil como los demás. Suele aprovecharse su llamativo aspecto para dar color a los platos, sea como guarnición, en ensaladas o incluso en risottos dependiendo de la variedad del arroz. En cuanto a su sabor, muy agradable, más intenso que el arroz blanco con un recuerdo a frutos secos, sobre todo a nuez.

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